viernes, 30 de marzo de 2018

Depende de adónde vayas

Y se hizo la luz...
Mikel Aguirre, Creative Commons. 

Todo el mundo recuerda la célebre conversación entre Alicia y el Gato de Cheshire. El morador del País de las Maravillas aclara que no hay buen camino para quien no sabe adónde va. Posiblemente Carroll comentara a Séneca, pero eso poco le importaba a Alicia, que estaba perdida en el bosque subterráneo. Lewis Carroll no era tonto y jugaba con el nombre de la niña (Alicia significa en griego «verdad») y el bosque es el lugar de la amenaza; que es como decir que la verdad estaba en peligro. Alicia es peregrina en la tierra y viaja por la existencia en ese artefacto genial que es el cuerpo. Hasta aquí, todo en regla. 
Lo extraño de esta escena es un gato que rompe la horizontalidad (está a varios metros de altura) y parpadea en la existencia. El editor de mi libro observa que el Gato representa las preguntas que no tienen sentido, y es verdad: la Filosofía no es nada sin personas que le den sentido a la pregunta. Sentido es tanto valor como dirección, por lo que ya tenemos una lectura a medias alegórica de la escena: la verdad está amenazada por la falta de dirección
Uno se cansa con frecuencia de enmarcarse en espacios demasiado pequeños o demasiado estáticos. Y no porque uno se sienta demasiado grande o demasiado dinámico, sino porque uno está vivo, perpetuamente perdido en la continuidad de los significantes, viajero sin descanso por épocas, modas, tendencias y vacíos. Por eso he comenzado un curso sobre la Función Directiva. Pero una cosa está clara: la vida te dice que hay que adaptarse a las necesidades de cada momento. Una de las necesidades que respeto es la de aprender. Desde hace mucho estoy convencido de que la gente quiere aprender y que lo contrario de hacerlo es aburrirse o ausentarse. Puedo aceptar con la mayor naturalidad el desdén de un padre o de un compañero, pero siempre me entristece la decepción de un alumno. 
He cambiado mi forma de ver las clases. Para empezar, desde hace años voy a disfrutar. No disfruto nada cuando hago un examen (un requisito del Sistema que casi nunca tiene sentido en cursos inferiores a Bachillerato), pero sí cuando explicamos en clase un artefacto que han hecho «ellos»  o cuando tengo que poner en pie una explicación con la Red, unas cuantas ideas, un cuadro, unas líneas que me han costado cuatro horas en casa. Todo a pulmón, como cantaba Miguel Ríos, con la paciencia del artesano, siendo perfectamente consciente de que sólo dos o tres acabarán recordando todo lo que encierra El matrimonio Arnolfini o de dónde viene eso de «creer en unicornio»: porque como decía el unicornio de Carroll, yo creo en ellos a condición de que ellos crean en mí. Daos cuenta de que «ellos» nos interrogan sobre el sentido de nuestras clases, más allá de toda obligación laboral o legal. Estoy cambiando también la dirección de mi estar en la Escuela, y lo noto por una apuesta cada vez más arriesgada por los Aprendizajes Basados en. Ya sean proyectos, ya problemas ya webquests, ya nuevas formas de trabajo que dejo plasmadas en una guía, estoy seguro de que me aburrenseguir un libro, y de que a cualquier ser inteligente y vivo le aburre también. Es una alegría inmensa redescubrirlo a cada rato en nuevas situaciones, como el programa Andalucía Profundiza, de la Junta de Andalucía, o la también nueva experiencia del Torneo de Debate de la UJA. El lector curioso puede bucear, si tiene paciencia, en mi portafolio digital
Es curioso que uno de los grandes temas lingüísticos y literarios sea el único realmente personal, que es el sentido: si no puedes darle sentido a tu vida, tienes un problema. Nota bien que no he usado "Sintaxis" o "léxico", sino "sentido", ese estanque de la conciencia en la que flotan la subjetividad, las relaciones, la memoria, las emociones, los proyectos. Muchas certezas personales se revelan como falsedades y se rebelan como la traición de la inconsciencia: eso lo veo claro y no importa. La vida merece ser vivida y la escuela merece también ser vivida. Dónde empieza la una y termina la otra, ésa es la cuestión. En todo caso, depende de adónde te lleven. 

martes, 27 de marzo de 2018

EduDirección: Lo educativo es algo personal

traces in the snow
Flicker. Creative Commons 2.0.

La necesidad de llevar un diario de aprendizaje en un blog me ha enfrentado a estos últimos tres años en los que no he publicado nada en mi espacio de Blogger. He tocado otros palos de la cultura digital por ejemplo, he abierto un portfolio digital donde llevo al día muchos de los artefactos digitales que he ido creando en estos tres años y he vivenciado esa idea genial de Aitor Lázpita de que las tecnologías, o su otro nombre escolar, los artefactos digitales, lo cambian todo, son "caballos de Troya" o, quizás de un modo más propio, troyanos en el sistema educativo. El diario de aprendizaje me ha hecho reflexionar sobre cómo enseño y cómo aprendo, ya en su germen.
Pero, como os decía, hay algo extraño y emocionante en volver asomarse a un blog cerrado durante tres años. Nadie se baña dos veces en el mismo río, y más si el caudal lo lleva el del curso titulado El desarrollo de la función directiva del INTEF, que tiene un desarrollo riguroso y apasionante. Las personas que lo coordinan son viejos conocidos míos en Twitter. ¿Por qué me he embarcado en este curso ambicioso y lleno de novedades? ¿Por qué estas 150 horas de mi vida? Por último: ¿Qué espero de este curso?
Hace unos meses comprendí dos cosas importantes sobre mi centro: que podía colaborar en la resolución de los problemas que tiene, habilitándome para la función directiva y que yo no quería ni tal vez podría insertarme en una estructura directiva "prefabricada". Dicho de otra forma: que una idea que no tiene ni tres meses de vida se ha fabricado, no contra nadie, sino en positivo, a favor de una ciudad castigada por la crisis y el desamparo y de un instituto en el que, tras cuatro años, siento como mío, en el que tengo mis espacios y mis retos, al que no renuncio ni cambio por nada. Y algo más importante: que cualquier solución tien que ser construida, no sólo por mí, sino por un claustro entero. ¿Usted quiere soluciones para su centro? Pues intente aportarlas usted mismo. Busque un equipo directivo eficaz. Busque apoyos. A esta idea, con el permiso de la Coordinación del curso y de mi tutora, lo llamaría "bricodirección". Es la famosa lógica DIY aplicada a la gestión de centros.
Este curso no es la llave a un ascenso ni la excusa perfecta para los personalismos: lo comprendía de la manera más franca el 5 de marzo de 2018, cuando repasé morosamente sus contenidos y las esperanzas de mis compañeros y compañeras. Muy al contrario, es un viaje largo, un poco al estilo del Regreso a Ítaca de Cavafis, en el que uno retorna a la capacidad de "soñar con los ojos abiertos" de los inicios en Secundaria, y piensa en lo importante, que se llama alumnado, escuela pública, inclusión, familias, lucha contra los recortes, compañerismo, solidaridad, ABP, equidad, alfabetización mediática y multimedia, igualdad, coherencia, personas, igualdad de oportunidades. #EduDirección es la excusa perfecta para entablar buenas relaciones con el claustro virtual que piensa y siente de manera parecida, para aprender humildad de personas auténticamente grandes, para pensar la escuela no desde la óptica de un profesor de Lengua asediado por la rutina cotidiana, sino desde la perspectiva de una persona que tiene que tiene en sus manos un movimiento importante de la dinámica escolar.
Ésa es otra de las cosas que espero de este curso: aprender a hablar y a escuchar en términos auténticamente escolares. Quiero aprender a escolarizar la comunicación para ser capaz de tomar decisiones y cambiar de opinión. Me dispongo a ensanchar el horizonte.
En definitiva, comienzo este curso con un propósito que converge con la orientación que estoy imprimiendo a mi vida. Lo educativo es personal: me quiero formar para hacer de puente entre personas e instituciones. Y yo quiero formar parte del cambio educativo, es decir, de una vida mejor en la escuela. Ésta es la síntesis de lo que espero de este curso. El listón está muy alto.